El Bule, Guaje, Tecomate ó Pumpo, es el fruto de una enredadera llamada legenaria luncantanh cuya forma puede ser lobular, acinturada o muy estirada, (de la familia de la calabaza). Su importancia radica en su utilización desde la época prehispánica en las diversas culturas desarrolladas en América, hasta nuestros días.
Servía como contenedor de agua y otros líquidos como si se tratase de una antigua cantimplora, y que al cortarse por la mitad de manera horizontal, se obtiene un recipiente con tapa ideal para almacenar granos, plantas y medicinas. Algunas otras, de diversos tamaños se cortaban un poco más abajo y se obtenía lo que se conoce como Jícara, utilizado como platos y platones.
El indigena, inspirado por la naturaleza y su entorno, empieza a decorar estos objetos con lacas naturales, extrayendo aceites y pigmentos de plantas y semillas (laca y maque), dotándolos de tal belleza, que también empezaron a cubrir con una hoja muy delgada de oro (dorar) o plata (platear) que muy bien sirvieron para guardar «cacao«, «tabaco» o «sal«, elementos muy preciados que incluso se daban a cambio como una moneda en los pueblos del México antiguo.
Estas técnicas antiguas han sido rescatadas por Francisco «Chico» Coronel, nacido en 1941, originario de la región de Olinalá, en el Estado de Guerrero.
Esta población debe su nombre a la madera aromática de un árbol que ahí crece, llamado Lináloe y de la cual se fabrican bandejas y cajas aplicando las mismas técnicas de decorado en laca, maque, el dorado y el plateado de igual manera con el que se trabajan los bules.
Estas técnicas antiguas han sido rescatadas por Francisco «Chico» Coronel, nacido en 1941, originario de la región de Olinalá, en el Estado de Guerrero.
Esta población debe su nombre a la madera aromática de un árbol que ahí crece, llamado Lináloe y de la cual se fabrican bandejas y cajas aplicando las mismas técnicas de decorado en laca, maque, el dorado y el plateado de igual manera con el que se trabajan los bules.